miércoles, 1 de septiembre de 2021

De frivolidad, masoquismo, vanidad, autoestima y otros.

¿qué tal, venerables parroquianos? ¿siguen por acá? Comienza Agosto y decido aparecerme con una dosis de anuncios vintage, en concreto de revistas Eva del ´60 y ´61, pues después de una cirugía (programada, no de emergencia, todo bien) que me tuvo un mes aproximadamente en vida calma y reposada (más muchos meses previos de semi reposo, o sea, actuar como persona civilizada y no cargar peso excesivo o ejercicios intensos) vi mi flacidez por doquier en este cuerpecito ya rebozante de sobrepeso luego de aprender a hacer pan como primera misión de ¿sobrevivencia? el año pasado cuando comenzó la coronavida (porque una cosa es tener peso extra y otra es estar blandito) y me dije "chanfle, habrá que apuntarse a un gimnasio de una vez por todas...". Pero luego me agaché a recoger algo y el dolor que me invadió me advirtió de lo estúpido que es que piense en tonificar a un mes de una cirugía abdominal. O sea si, es magnífico ejercitar para mantenerse activo y contribuir a la buena salud y además verse genial según los estándares frente al espejo pero... dolor. A calmar las pasiones; realmente nada es tan urgente, aunque haya cicatrizado bien. Además no tengo veinte, qué me pasa, qué onda mi nivel de masoquismo, como si no fuera suficiente con el flagelo de la depilación, nunca comer hasta el hartazgo, etc.

Y fue así como recordé los a veces escalofriantes anuncios del instituto Kara Vislovna en las revistas Eva, entre otros...












Si bien soy un manojo de inseguridades que se solucionan con maquillaje, cremas y ropa que disimule lo que sobra, creo que mis límites están claros respecto de hasta donde puedo llegar con la vanidad... y no implica pabellón por belleza por ejemplo, no señor!. Mis respetos a quienes están dispuestos a pasar por un bísturí para remover lo que sobra o añadir lo que falta... lo que es yo, me sentí super feliz cuando me deshinché y pude ponerme un jeans sin sentir dolor (indignamente estuve dos semanas en pijamas y luego usando leggins... fue terrible -procedo a secarme una lágrima solitaria que baja por mi mejilla izquierda-). En verdad, soy un alma sencilla...

Sólo permítanme acceder al delineador de ojos ya que labial no vale la pena por llevar casi todo el tiempo la mascarilla...

Y pues, si esperaban que les contara sobre el Instituto, sólo puedo asumir que la sra Kara debe haber provenido de Europa del Este trayendo consigo avanzadas técnicas para la época como las que se usan actualmente en muchos centros de estética, como los de depilacion láser y cualquier cosa eléctrica (y créanme, dolorosas).

Eso es todo por hoy.

Quiéranse mucho y no olviden mimarse, hidrátense y riánse  mucho aunque eso deje arruguitas características en las comisuras. Total existe el botox (hasta ahí la moralina... lo siento, no lo podía evitar)