El gato del vecino

¿Qué sería de nuestras vidas sin los maravillosos hermanos de cuatro patas?
Uno de mis hijos peludos es Charlie, el gato. Es blanco, comelón y flojo como gato que es... ama dejar sus pelos blancos en nuestra ropa negra, arañar los sillones, las sillas del comedor, las cortinas, nuestras piernas.... etc..
Charlie en sus inicios habia sido muy gregario. Él se crío junto a Lorenza, y desde ahí surgió su afecto con los pájaros. Cuando Lorenza murió, Charlie dedicó mucho tiempo a los inseparables que tenemos en el jardín; luego que dos de estos pajarracos huyeran, se refugió en los montones de gorriones que se posan en los árboles. Nunca ha atacado a un pajarito. 
Durante un tiempo compartió con un chihuahueño que estuvo de paso en casa. Hicieron buenas migas. 
Cuando mi hermana nos visita y trae a su chihuahueña enana también juegan.
Pero dentro de casa, sólo suele pasársela con nosotros.

Es por ello, que después de un tiempo, se convirtió en un gato emperador territorial por excelencia.
Los vecinos cada cierto tiempo aparecen con alguna mascota nueva... esta vez es un gato juvenil. Es gris, cariñoso y gritón. Intenta acercarse a Charlie, pero sólo ha encontrado maullidos hostiles y arañazos. 
A la larga, el mejor modo de interacción sin agresiones, es a través de los ventanales del living.
Es una extraña relación, pero funciona mucho mejor que lo que está pasando estos días dentro de casa con otro amiguito de paso...

Íbamos un día de la semana pasada con el gordo (aka esposo) pasando por una calle bieeeeen transitada cuando vimos en plena calzada a un cuchito pequeño jugando con un papel... por lo que detuvimos el auto donde se pudo y me tiré a atrapar al gatito... por supuesto lo trajimos a casa, pero Charlie se enojó una barbaridad..... lo que era previsible....

Pero al parecer, el gato del vecino también, pues no ha venido a jugar ni con nosotros ni con Charlie a través de la ventana....