martes, 29 de mayo de 2018

Jeans destroyers o los prejuicios de la edá

Junio está a un pestañeo, el mes en que cumplo siglos y también ocurre mi aniversario con el sr. Esclavo (a.k.a. sr. Esposo). Tengo una bonita relación con mi envejecimiento en varios niveles, no me complica decir mi edad con todos sus números, sé que tengo canas, uso productos para prevenir/atenuar arrugas porque soy vanidosa igual, pero no uso maquillaje para cubrir lo que ya existe porque caramba! No se pueden disimular casi 34 años bien vividos! Dudo sea algo de que avergonzarse.

Hoy decidí que necesitaba un jeans negro. No un pantalón cualquiera, debía ser uno específico. Recorrí una brutalidad de tiendas y no daba con exactamente lo que quería, hasta que pillé casi casi casi... negro, de tela de jeans, skinny, tiro alto, con bolsillos delante y detrás... peeeero lleno de agujeros. Distroyer se llama el estilo. Muy juvenil. Demasiado, quizás.
O sea, para alguien menor se vería más «natural». Salí de esa tienda, fui a muchas más, me probé varios pantalones que no eran lo que quería ni remotamente, incluso di con un vestido que parecía ser un buen premio de consuelo salvo por el hecho que mido apenas algo más de un metro y medio y había que mutilarlo entero para que esta hobbit lo llevara decentemente.
Al final, derrotada, frustrada y un poco enfurecida fui por el pantalón juvenil.
Total, con pantys oscuras debajo pasa piola.

Por la tarde fui a recoger al retoño a la escuela y salió con cara de tragedia.

Remontémonos a un par de fin de semanas atrás.
En el cine pasaron Yuri on Ice completa, y pues demás está decir que no me lo perdería. Y fuimos con el sr. Esclavo que igual ya había visto el anime por un canal de cable y la experiencia fue terrible pues en el cine no respetaron la edad de corte y dejaron apto para todo público. Lo que significó hordas de niñas histéricas que gritaban hasta por cambios de plano del perrito Makachin. Y en este montón de pre adolescencia andaba una compañera de curso de nuestro pequeño niño rata. Una muchachita que este año se ha empeñado en molestarlo con muchas cosas...

Y hoy, justo hoy, le menciona el tema a mi criatura con dudosa intención «¿vi a tu mamá en el cine, no está un poco viejita para eso...?» 
Es la segunda vez que le pica el pleito a través mio. Obviamente tengo que pedir cita al profesor jefe otra vez, y todo  el trámite... pero además de las agresiones de esta humana pequeña que se están sosteniendo en el tiempo peligrosamente, ¿en serio deberíamos vivir en base a restricciones prejuiciosas sobre qué hacer y no hacer con la edad?
¿Qué debería hacer a mis 33 para ser respetable como adulta?
Trabajo dibujando y enseño también a dibujar, leo cómics y ciencia ficción, veo anime, compro juguetes para mi, y me visto (casi) como se me antoja pues nada me amarra a tener una apariencia más conservadora.

Mañana me pondré los estúpidos pantalones rotos y un polerón de «Las tortugas ninja». 
Que bárbaro como hasta una mocosa que no ha vivido ni una mierda aún intenta etiquetarnos, limitarnos a lo que se debería ser/hacer.
Es super triste. Jodidamente triste.
Pero en buen chileno... wea mia si soy libre.
Porque en realidad, así es. 
Y seguiré viendo «monos shinos» porque siempre lo he hecho, jugando play station y riendome con videos de gatos gordos. Junto al marido y al hijo. Porque seremos nerds rematados orgullosos forever. Fin.

Y Junio también es un gran mes porque sale la sexta temporada de Voltron.


Foto del recuerdo del opening en super pantalla de cine de YoI. A esas alturas ya estábamos sordos parcialmente.

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